Neuroarquitectura: Arquitectura y bienestar psicológico

En base a las decisiones de diseño tomadas en la configuración, forma y materiales de un edificio, es posible mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés e incluso mejorar la productividad. Es por ello que en los últimos años se han empezado a reconocer la importancia del diseño de nuestro entorno en nuestra salud mental y emocional, incoprorando un nuevo concepto: Neuroarquitectura

El diseño puede impactar positivamente en nuestras emociones, comportamiento y bienestar, por lo que el asunto no debe ser tomado a la ligera y debe formar parte de los objetivos de cualquier diseño arquitectónico y/o de interiores. Estos conceptos toman especial relevancia en el entorno urbano, donde las personas pasan gran parte del tiempo en interiores y el diseño toma un papel fundamental para evitar los efectos negativos de la desconexión con la naturaleza.

Conexión entre el espacio y nuestro estado mental

Utilizando la luz, los materiales, el sonido y las formas de la manera adecuada mejoramos la calidad de vida del usuario, creando ambientes que los acompañan en su día día y aportando efectos positivos. Con materiales de texturas determinadas, espacios sin ruidos innecesarios y formas que invitan a un uso amable, el usuario convierte el uso en una experiencia que le condiciona emocionalmente. Estos criterios aplicados de la forma adecuada dan como resultado efectos muy positivos. ¿Imaginas cuál es el efecto en el caso contrario?

Además, conectado con este concepto, está otro concepto importante: la biofilia, la cual reconecta a las personas con la naturaleza incorporando elementos vegetales de manera estratégica. La incorporación de la naturaleza en interiores y en el entorno inmediato de los edificios genera calma y sensación de bienestar.

Provocar emociones concretas desde la singularidad

La arquitectura debe ter un compromiso con la salud y el bienestar, haciéndonos sentir mejor, más conectados y más felices. Las sensaciones de calma y pertenencia se consiguen con un buen diseño, y la diferencia en un espacio bien diseñado es muy relevante. todo esto es aplicable a todo tipo de espacios: viviendas, oficinas, restaurantes etc. En cada uno de ellos buscaremos sensaciones diferentes en base a las necesidades generando las emociones adecuadas.

Y lo mejor es que el diseño una vez llevado a cabo siempre aportará ese beneficio sin necesidad de actuar sobre él, por lo que el beneficio a largo plazo es permanente. Vayamos más allá y apostemos por la neuroarquitectura. Nuestro bienestar lo merece.

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