Cuando leo en algún lugar “el edificio más verde del mundo” (o algún eslogan similar) suelo recibir la información con mucha cautela porque detrás de las intenciones publicitarias puede haber un verdadero fiasco… Pero, en lo realativo a edificios verdes, con el Bullit Center la verdad es que me llevé una grata sorpresa.
El Bullitt Center es un edificio situado en Seattle, EEUU, y es considerado el “edificio de oficinas más verde del mundo” por el International Living Future Institute cuando se terminó en 2013, representando el alto nivel de la sostenibilidad posible en un entorno urbano. Cuenta con 6 plantas y un 50.000m², e incorpora energías renovables, gestión responsable del agua y los residuos, siguiendo un diseño completamente eficiente. Bullitt Center innovó a través de estrategias de diseño utilizando una combinación de tecnologías, sistemas y materiales, logrando ser comparado con un “organismo vivo”, al incorporar la simplicidad y la eficiencia de los sistemas integrados, propios de los edificios verdes. Además, se trata de una construcción comercialmente viable, y sigue un modelo constructivo que puede ser fácilmente reproducido sin grandes exigencias de mantenimiento.
El edificio cuenta con espectaculares vistas y mucha luz natural. Con techos altos y grandes ventanas, que permiten contribuir a una sensación agradable y de contacto con el exterior en todo el edificio. Además su escalera de cristal, transparente e irresistible lleva a los visitantes a utilizarla, ya que ofrece deslumbrantes vistas panorámicas del centro de Seattle y al mismo tiempo, contribuye a la reducción del consumo de energía al evitar el uso del ascensor.
El Bullitt Center, como muchos edificios verdes, tiene un presupuesto estricto de energía y agua, destinada a la autosuficiencia en todos los aspectos, y prescinde del uso de 350 productos tóxicos comunes, incluyendo PVC, mercurio, el plomo y el formaldehído.
La eficiencia está en los principales sistemas de construcción tales como:
- Suelo radiante: los espacios son calentados o enfriados por un sistema de tubos radiantes inseridos en cada forjado de hormigón. Dentro tiene una mezcla especial de agua y glicol que irradian rápidamente de manera eficiente el espacio ocupado sea para calentar o refrigerar.
- Sistema de recogida del agua: recoge agua de lluvia en una cisterna de 56.000 litros.
- WC sin agua: utiliza solo dos cucharadas soperas de agua mezclada con jabón biodegradable que constituye un sistema de compostaje aeróbico.
- Sistema de energía: con 575 paneles fotovoltaicos sensibles a la cantidad de luz que reciben, y junto con las medidas impuestas en la conservación de energía, disminuye el consumo de aproximadamente ⅓ de un edificio típico de oficina del mismo tamaño. Aun así, produce alrededor de 230.000 kilovatios-hora por año, lo que constituye una eficiencia del 83% más eficiente que un edificio comercial típico. Aunque está conectado a la red eléctrica convencional por las necesidades de consumo en invierno, en otros momentos el Centro Bullitt produce suficiente energía para compensar ese consumo y así cada año neutralizar el consumo de energía.
Educar sobre los edificios verdes
También llamado “laboratorio vivo”, el edificio incluye en su diseño el objetivo de dar a conocer los edificios verdes, y por ello todos los sistemas son visibles y muestra sin complejos sus entrañas. Además, para apoyar y respaldar este comportamiento eficiente, fue desarrollado un sistema de paneles de datos que muestra mediciones en tiempo real del consumo de energía, la calidad del aire interior, la producción de energía fotovoltaica, el uso de agua etc.
Por otro lado, un ‘problema’ del Bullitt Center es la falta de aparcamiento. Algo absolutamente intencionado, y habitual en los edificios verdes ya que para promover formas de transporte sostenibles, se disponen aparcamientos de bicicletas se fomenta el acceso al edificio a pie, el uso de la bicicleta y el transporte público, y por eso el edificio se ubica en un lugar estratégico para conseguirlo.
En general, los edificios verdes como propuesta de futuro han dejado de tener sentido. Los edificios verdes han de ser una propuesta de presente para cubrir nuestras necesidades actuales sin comprometer nuestra salud ni las necesidades futuras de nuestros hijos. Necesitamos ‘edificios que vivan’, súper eficientes y dentro de barrios vibrantes, para conseguir una calidad de vida realmente al alcance de nuestra mano.
