Cuando diseñamos edificios es fundamental tener en cuenta el recorrido solar y cómo los rayos del sol van a afectar al edificio a lo largo del día. De esa forma, con el diseño adecuado, podemos conseguir que el edificio aproveche la radiación solar al máximo, introduciéndola en su interior cuando es necesario, y rechazándola en los momentos en que no queremos que el edificio la capte. Para ello es necesario recurrir a lo que llamamos diseño pasivo.
Protección solar y diseño pasivo
Pero ¿en qué consiste el diseño pasivo? Consiste en diseñar la geometría de las fachadas y de sus huecos de forma que, sin necesidad de actuar, aprovechando la diferencia de altura del sol entre invierno y verano, el edificio capte la mayor cantidad posible de radiación solar en invierno a través de sus huecos, y a la vez evite la entrada de dicha radiación al máximo en verano. Para ello, será necesario tener en cuenta cuestiones tan importantes como:
- La orientación de huecos y ventanas
- La disposición de los voladizos fijos adecuados
- La disposición las protecciones solares fijas verticales
- La elección del vidrio adecuado para cada orientación
Protección solar móvil: un paso más allá
A pesar de que el diseño pasivo supone un cambio drástico en el confort y el consumo energético de un edificio, en el caso de zonas en los que el verano es cálido (como en la mayor parte de España), es necesario añadir elementos de protección solar móvil que permitan proteger al completo huecos y ventanas en los momentos de mayor radiación.
La cultura popular lo ha tenido siempre en cuenta, y por ello vemos tantas zonas en las que la presencia de contraventanas y persianas alicantinas forman parte del paisaje urbano y rural, permitiendo una protección al sol extra en verano. La evolución de estas protecciones tradicionales fueron las persianas enrollables (persianas convencionales), una solución que evidentemente ha calado, por su comodidad, durabilidad y versatilidad, aunque desde el punto de vista estético y energético tienen evidentes desventajas.
Las persianas protegen del sol pero…
Obviando la cuestión estética, y a pesar de ser un buen sistema de protección solar móvil, el problema en el caso de de las persianas enrollables convencionales, es que el cajón de la persiana supone un punto (muy) débil en la fachada. Los cajones de persiana de siempre no tenían ningún tipo de aislamiento térmico, y su estanqueidad al aire solía ser muy dudosa, con infiltraciones de aire y ruido exterior constantes. Aunque parezca mentira, este tipo de persiana con cajones mal aislados y con un sellado muy deficiente se siguen vendiendo e instalando habitualmente en 2021, y a veces es difícil conseguir que se instalen persianas bien aisladas.
Por lo tanto, la persiana enrollable convencional, la cual genera amor y odio a partes iguales (ver los comentarios de este antiguo articulo sobre persianas :D), supone una gran ventaja en lo que se refiere a protección solar, pero también genera un puente térmico importante con su cajón. Esta relación incómoda entre protección solar y puente térmico nos ha lanzado a la útilización de soluciones de protección solar móvil por el exterior que no generen puentes térmicos como los screens enrollables exteriores, los toldos (correctamente diseñados), e incluso soluciones textiles a modo de cortina exterior en ciertos puntos. También el desarrollo de cajones de persiana muy bien aislados y sin infiltraciones está permitiendo su uso evitando las desventajas que suelen suponer.
Se trata de que las protecciones solares móviles, con la intención de mejorar el comportamiento del edificio en verano, no estropeen el trabajo hecho por el diseño pasivo. Tengamos en cuenta esta relación incómoda a la hora de decidir y usemos la solución adecuada.