En los meses más cercanos al verano suelen surgir quejas en los centros escolares por las altas temperaturas que suelen alcanzarse en las aulas. Junio y septiembre (e, incluso, mayo y octubre) suelen presentar temperaturas elevadas, las cuales, unidas al calor propio de un aula con hasta 30 personas en su interior, generan malestar e incomodidad.
Del lado contrario, cuando llegan los meses más fríos, los centros escolares suelen estar preparados con sistemas de calefacción, que se encienden en horario escolar, pero provocan un gran problema: la falta de ventilación. Y es que la gran mayoría de centros escolares carecen de sistemas de ventilación automáticos y dependen directamente de la ventilación por ventanas…¿Y que hacemos (lógicamente) cuando encendemos la calefacción? Cerrarlas.
En un aula cerrada de 20 o 30 alumnos durante varias horas los niveles de CO2 alcanzados superan sobradamente los niveles recomendados para un estado de atención pleno, potenciando un estado de aturdimiento que dificulta el aprendizaje. Por lo tanto, ni que decir tiene que, además del obvio problema respecto a la salud, se trata de un obstáculo más al que se enfrentan maestros y profesores para “llegar” hasta sus alumnos.
No hay duda: Es fundamental asegurar una temperatura adecuada y una calidad del aire óptima en los centros escolares.
El estándar Passivhaus en colegios
La Plataforma Edificación Passivhaus y la Universidad de Burgos llevaron a cabo una monitorización y un estudio sobre las condiciones de ventilación y temperatura en colegios españoles de casi todas las provincias entre el año 2017 y 2018, y los resultados concluyeron que esta situación era la situación habitual en los entornos escolares.
Con el fin de resolver las malas condiciones térmicas y de ventilación es necesario asegurar la calidad térmica de sus cerramientos y una ventilación continua de doble flujo, sean cuales sean las condiciones climatológicas en el exterior. Es por ello que la aplicación del estándar Passivhaus al entorno escolar se convierte una gran herramienta para conseguir resultados propios del rigor y la exigencia de dicho estándar, y con el cual se obtienen resultados de comportamiento térmico y calidad de aire óptimos.
Y todo esto sin mencionar el ahorro económico de hasta el 90% en calefacción y climatización que supone la aplicación del estándar.
Apliquemos los conceptos Passivhaus a colegios y centros escolares y obtengamos edificios que ofrezcan el confort térmico y la calidad de aire necesarios para el pleno desarrollo escolar de nuestros hijos. Y de paso… ahorrémonos el 90% del consumo de calefacción y climatización. ¿Alguien da más?
Buen artículo, realmente me gustan las soluciones que son buenas para el planeta