Los datos sobre la ciudad canadiense de Calgary, en lo que a sostenibilidad se refiere, son abrumadores y su presencia en rankings canadienses e internacionales no lo son menos.: la mejor ciudad de Canadá para vivir y para que los niños crezcan, una de las 35 mejores ciudades del mundo para vivir según el estudio “Top quality of living” de Mercer, la ciudad más ecológica del mundo según el “Eco-city ranking” también de Mercer y además Forbes la nombra la ciudad más limpia del mundo desde 2007. Los reconocimientos mediáticos a esta ciudad son notables pero ¿realmente es para tanto?
La verdad es que creo que sí. Y es que, a pesar de que las voces que critican su nombramiento como la ciudad más ecológica del mundo tienen parte de razón, para mi ciudad querría yo un 10% de las iniciativas sostenibles de Calgary.
Pero pasemos a analizar el porqué de las críticas a su nombramiento como la ciudad más ecológica. A la hora de realizar el ranking de eco-ciudades, Mercer tiene en consideración seis criterios: la disponibilidad de agua, su potabilidad, el tratamiento de residuos, la depuración de aguas, la contaminación del aire y la congestión del tráfico, y la verdad es que la elección de criterios favorece claramente a Calgary. Una ciudad que posee una enorme cantidad de agua de manera natural y una situación geográfica propicia para que los vientos de la zona contribuyan a la eliminación de la contaminación atmosférica, además de un volumen de tráfico medio en comparación con ciudades de su mismo tamaño. A pesar de lo dicho, el ranking también tiene en cuenta el uso de energías renovables o la contaminación (no solo del aire sino del agua o acústica) y en eso, así como en el tratamiento de aguas grises y de residuos urbanos , los proyectos de la ciudad de Calgary son numerosos y reales.
Es el mayor consumidor de electricidad renovable de Canadá. No en vano la ciudad se abastece en más de un 75% de energía renovable y ha puesto en marcha el “C Train”, el primer sistema público de transporte de pasajeros de tren ligero de Norteamérica propulsado por energía eólica.
Dispone de un Plan de eficiencia del agua que tiene como objetivo establecer una estrategia capaz de tratarla, distribuirla y protegerla. Precisamente porque saben que tienen agua de sobra, una de sus mayores preocupaciones es concienciar a la gente de que la sobreabundancia no debe implicar un sobregasto, porque aunque Calgary dispone de varias plantas de tratamiento que conviertan en una realidad el ciclo RIO-GRIFO-RIO, el proceso siempre implica pérdidas. En un simpático vídeo de tres minutos tenéis un resumen de cómo plantean la gestión del agua y los números que manejan.
También dentro de ese plan de eficiencia de agua incluyen el mantenimiento -ese gran olvidado- y la reparación de la red de distribución. Sólo con las reparaciones de 2012 se ha evitado que se pierdan 17 millones de litros de agua al día.
El reciclaje es otro de los puntos fuertes de esta ciudad que además utiliza la descomposición de los residuos orgánicos de casas y jardines para convertir el gas metano en electricidad para más de 2000 casas anualmente.
La lista de pequeñas iniciativas encaminadas a reducir la huella ecológica de la ciudad es interminable, desde el uso de cubiertas verdes, “rain gardens” y pavimentos porosos en el diseño de la ciudad o la sustitución en el alumbrado urbano de las lámparas convencionales por Leds, hasta la preocupación de las autoridades por la calidad del aire en el interior de los edificios, pasando por una clara apuesta por el uso de materiales de construcción autóctonos, alimentos ecológicos de producción propia y vehículos híbridos o alimentados con biodiesel.
Sólo por la labor de concienciación que se realiza desde el ayuntamiento, suministrando a los ciudadanos información clara y detallada de como pueden sumarse a las iniciativas sostenibles que ya están en marcha se merecen estar en el número uno del ranking de Eco-ciudades. Para mi ciudad querría yo la página web oficial del Ayuntamiento de Calgary.