Por si no lo sabías, este año 2015 que acaba es el Año Internacional de la luz y las Tecnologías basadas en la Luz. Así fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas con el fin de concienciar sobre la importancia que la luz tiene en las distintas áreas de nuestra vida.
Uno de los objetivos que plantea esta iniciativa es
“Promover la importancia de la tecnología de iluminación en el desarrollo sostenible y en la mejora de la calidad de vida en los países en vías de desarrollo”
Y es que, aproximadamente la quinta parte de la población mundial no tiene acceso a la luz eléctrica, ya que, según datos del Banco Mundial, la pobreza lumínica afecta a más de 1.300 millones de personas, especialmente en África, América del Sur y Asia.
La falta de iluminación es un grave problema que, además de causar miles de muertes al año, impide que muchas comunidades de todo el mundo puedan iniciar el camino hacia el desarrollo económico, social y cultural que tanto necesitan.
Como respuesta a este problema varias son las iniciativas que han ido surgiendo, muchas de ellas basadas en la sostenibilidad, y todas en la solidaridad. Dos de esas iniciativas son especialmente importantes porque demuestran que es posible dar soluciones baratas y sostenibles a grandes problemas de pobreza y falta de oportunidades. Se trata de dos iniciativas que han creado modelos de luminarias sostenibles, baratas y eficientes.
2 Diseños de luminarias sostenibles: Luz verde para el desarrollo
- “Luciérnaga” de Aselus
Se trata de una luminaria sostenible y ecológica cuyo fin, según su creador el ingeniero Moisés Venegas, es dar solución a problemas de iluminación en zonas marginadas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Luciérnaga es una luminaria que utiliza las energías renovables y tereftalato de polietileno (PET) como material base, funciona como un tragaluz y se puede utilizar en el interior de los edificios o como luminaria pública.
Es además totalmente ecológica, desde el material, que es reciclado completamente. Por su forma de botella traslúcida permite el paso de la luz natural durante el día, que por medio de celdas fotovoltaicas recarga las baterías que abastecen una lámpara de LED de última generación durante la noche.
Y, por otro lado, es autónoma al funcionar con energía solar y permite aprovechar los recursos energéticos renovables para llevar luz a las comunidades menos favorecidas.
- “Un litro de luz” de MyShelter
Hace aproximadamente dos años, Illac Díaz, transformó una botella de plástico usada en una bombilla solar. Desde aquel día, la fundación MyShelter ha llevado estas luminarias sostenibles gratuitas a más de 28.000 hogares de Manila.
Fabricar la lámpara cuesta menos de un dólar y además se reciclan envases. El envase se llena de agua limpia destilada con tres cucharadas de lejía, para evitar la aparición de algas y mantener el líquido lo más claro posible, y se cierra el tapón herméticamente.
La botella-bombilla se coloca en un agujero circular en el techo, como si se tratara de una claraboya, se ajusta y se sella para que parte del recipiente quede dentro de la vivienda y parte fuera. Los rayos del sol al chocar con el agua generan una refracción horizontal de 360 grados, capaz de iluminar el interior de la habitación.
Consta además de una segunda lámpara dotada de algunas células solares. Estas absorben la energía lumínica procedente de la botella, se cargan durante el día y pueden seguir funcionando de noche.
Ambos modelos de luminaria luchan contra la pobreza y combaten el cambio climático, pues cada una de ellas evita la emisión de 200 kilos de CO2 al año y ofrece un resquicio de oportunidad a aquellos lugares donde la más mínima mejora puede marcar la diferencia hacia el desarrollo económico y social.